Celebra la vida compartiendo una experiencia diferente con tu pareja que nunca olvidarás. ¿O te vas a acordar solo de la inercia del día a día?
Los instantes previos, llenos de ilusión, de nervios, de brillo en los ojos…Elegid el sitio que más os transmita…y dad rienda suelta a vuestra complicidad.
Celebra la vida compartiendo una experiencia diferente con tu pareja que nunca olvidarás. ¿O te vas a acordar solo de la inercia del día a día?
Ya habéis hecho lo más difícil: ¡enamorarse! Ahora solo falta el flechazo con el fotógrafo. Nos conocemos mutuamente y encontramos nuestro “feeling” particular.
Cada pareja tiene sus rincones favoritos. Y si no los hay todavía, ¡los habrá! Encontraremos la mejor localización para inmortalizar vuestra conexión especial.
Una vez superados los dos primeros pasos, solamente queda fluir y disfrutar de la sesión.
Dejaros llevar, las sesiones menos planificadas suelen ser las más bonitas.
Y llegó por fin el momento más esperado…la entrega de las fotos.
Todo reportaje de pareja requiere un proceso de trabajo detrás. Pequeños pasos que, al unirse, dan como resultado una sesión inolvidable.
Soy de la opinión que, cuanta más información tenga sobre vosotros, más cómodos estaremos en la sesión de fotos. Por eso me gusta ver a la pareja al menos una vez antes de realizar la sesión.
Pase lo que pase recuerda… ¡DÉJATE SORPENDER!
Absolutamente. De hecho, personalizo cada sesión de pareja que me llega, así que proponme tu idea, y hagámosla realidad: a tu medida, dónde y cómo queráis.
Suelo presentar las fotos dentro de una cajita de madera con alguna decoración natural como flores secas. Si el número de fotos es más elevado, las presento en un álbum en una caja de madera maciza más grande.
Las sesiones de pareja hay que reservarlas con un mínimo de un mes de antelación, así podemos preparar todos los detalles, pensar la localización, la ropa, los accesorios y cualquier otro detalle.